The Walkman is Dead

¿El girl power de las Spice Girls o las Destiny's Child? ¿Los Take That o los Backstreet Boys sonriendo desde la portada del Súper Pop? ¿El éxito incomprensible de Vanilla Ice o de Scatman?… ¡Pues no! Si algo caracterizó el pop de los noventa fue la progresiva desaparición de las formas «clásicas» de escuchar la música: adiós al vinilo, a la sufrida casete y al socorrido walkman. El invento de la década llegó con el CD de brillante superficie y sonido de alta calidad, que acabó imponiéndose y renovó las discotecas particulares. Gracias a él nos desatamos como una pantera en libertad, buscamos tiritas para el corazón partío, nos desvivimos por un beso de la flaca, contemplamos cómo llovía café mientras bailábamos pegados y, justo al lado, mi gato hacía uy, uy, uy. Fue una década de grandes aciertos, de fusión de géneros, de voces excepcionales, pero también de insuperables errores y one hit wonders que serían flor de un día; pero, como ocurre con toda década incomprendida, con los años alguien echará la vista atrás y descubrirá que fue de lo más cool, chic y trendy.

Profusamente ilustrado