TRANSFORMER (Lou Reed, 1972)

Cuando publicó su primer álbum en solitario, en la primavera de 1972, la expectación era alta. La reputación de Velvet Underground iba en aumento y había interés por ver que hacía Reed en solitario.

El resultado fue decepcionante para el público y crítica: la fórmula de regrabar canciones inéditas de su viejo grupo no funcionó de entrada, a pesar de contar con gente como Steve Howe, Rick Wakeman o Caleb Quaye. El hecho que rápidamente volviera al estudio para repetir fórmula no anticipaba que fuera a ocurrir lo que ocurrió con su segundo álbum. Claro que había algunas diferencias fundamentales: en primer lugar, aquí solo había cuatro temas recuperados de sus tiempos en VU, y dos de ellos eran nada menos que ‘Andy’s Chest’ y ‘Satellite of Love’; la segunda diferencia era Bowie. Bowie y Mick Ronson. Ellos le dieron el impulso sonoro necesario y un ambiguo atractivo sexual a unas canciones que parecían guardar mensajes ocultos e inquietantes, pero lo hacían revestidas de arreglos imaginativos y brillantes, de una elegante pomposidad muy acorde con la época. Algunos dirían que Transformer fue más un triunfo de Bowie que de Reed, pero fue este quien compuso maravillas como ‘Vicious’, ‘Perfect Day’, ‘Satellite of Love’ y la inmortal ‘Walk on the Wild Side’. Material de primera que ajustaba cuentas con su pasado y elevaría a su autor al sitio que nunca más abandonó, a pesar de que siguió buscándose a sí mismo y despistando a sus seguidores en sus siguientes discos (Fidel Oltra, ‘Hace 50 años’ Ruta 66)

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