Richards comentó sobre la incorporación: “La música de los Stones cambió. Compones con Mick Taylor en mente, sin ni siquiera darte cuenta, porque sabes que puede hacer cosas diferentes”. Taylor tenía solo veinte años y subía al barco pirata de los Stones. ¿Por qué es tan bueno este álbum? Dejemos estar que tiene un arranque perfecto para un disco de rock and roll (‘Brown Sugar’), que contiene la mejor balada de la historia del grupo (‘Wild Horses’) o que incluye una canción tan maravillosa como ‘Dead Flowers’. Y fijémonos en los actores secundarios: el poder casi heavy de ‘Sway’, el blues arrastrado de ‘You Gotta Move’, el excitante ‘Bitch’ o la turbia ‘Sister Morphine’. No hay ni un segundo desperdiciado en Sticky Fingers, no sobra nada (Carlos Marcos, El País)
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