De Philadelphia (1940) y todo un inmovilista de ese soul clásico que nunca abandonó -como así prueba su Don't Give Up on Me del 2002 con el que ganó su primer Grammy-, el ‘King Solomon’ lideró el súpergrupo The Soul Clan (1966-69) por el que pasaron Otis Redding, Wilson Pickett, Don Covay, Joe Tex, Arthur Conley y Ben E. King. Emprendedor elevado a la enésima potencia -según crónicas de la época ya hacía suculentos negocios vendiendo comida a sus compañeros de gira, sobre todo en el sur donde no había muchas cafeterías donde sirvieran a los negros- sus actividades al margen del soul comprendieron funerarias, ultramarinos, servicios de limusinas, su propia marca de fast food (Soul Dogs, Soul Corn) y hasta una congregación religiosa con doscientas iglesias y cuarenta mil fieles. Al final, su obesidad mórbida lo tenía postrado en una silla de ruedas y acabó muriendo el 10 de octubre de 2010 en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam donde iba a dar un concierto con todas las entradas vendidas. (Extraído de MODS. Guía para una vida elegante, Dani Llabrés, Lenoir Ediciones)
SOLOMON BURKE
Uno de los fundadores del soul con ese country-R&B-góspel que Atlantic Records colmó de arreglos urbanitas y que, para su desgracia, nunca conectó con las audiencias blancas -llegó a marcarse dieciocho singles en el Top 20 de las listas de R&B y ninguno en las de pop, a pesar de ‘Everybody Needs Somebody to Love’, ‘Cry to Me’, ‘If You Need Me’, ‘Tonight's the Night’ o ‘Got to Get You Off My Mind’-.
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