Franco recibió de su padre una guitarra a los trece años, y con ella seguramente el augurio de su destino. Llegó a Milán desde Sicilia en 1964, empezando poco después a actuar desde la improvisación electrónica en espacios culturales alternativos.
Su obra interesó primero a pioneros del experimentalismo, pero luego empezó a imponerse con fuerza a partir de L’era del Cinghiale bianco (1979), un disco que con aires ‘new wave’ guarda canciones abundantes en referencias mitológicas y esotéricas. Había conseguido la fórmula musical justa de canción melódica italiana bañada de sintetizador cuando publicó Patriots (1980), entre cuyos temas destacaba ‘Perspectiva Nevski’. Y los méritos para actuar en 1984 en el entonces prestigioso festival de Eurovisión.(Extraído de ¡¡Bum Bum Bam Bam!! Arte y fulgor en las canciones del rock, Javier Parrilla Romero, Lenoir Ediciones)
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