ON THE BEACH (Neil Young, 1974)

Cuando el canadiense se siente desesperado, hay pocos artistas, vocalmente, que puedan trasmitir más dramatismo de su garganta. Es algo que va más allá de lo puramente técnico, incluso de lo artístico.

Es una sensibilidad especial, algo que se marchita o cobra vida dependiendo del estado anímico. Cuando Neil canta: “Necesito una audiencia pero no puedo enfrentarme a ella día tras día”, sabes que no es un actor interpretando un papel. ‘On The Beach’ es un disco crudo y doloroso, deprimente salvo en ‘Walk On’ y ‘Vampire Blues’. Pero es también adictivo, pues el cuadro no siempre ha de verse colorido y esperanzador. Nadie entendió este revés después del éxito de ‘Harvest’, pero un trabajo así afianza la credibilidad de cualquier artista. (Sergio Martos, Ruta 66)

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