El tono sombrío, la fábula críptica de la ciudad a la que se refiere el título y su relación con la heroína, el pedal Steel de Ben Keith coloreando los puentes/estribillos, el cabalgar de la batería de Johnny Barbata, ese toque de campana que añade el propio Johnny en el segundo enganche del puente… Y luego está Neil, que parece tener a Danny Whitten en mente mientras entona cada una de sus palabras. Nunca vi Times Fades Away como un disco en vivo per se, aunque el público está ahí. Al no captarse a la audiencia durante las canciones, parece más el reflejo de una banda actuando en la prueba de sonido que ya en un recital. Eso, y canciones como ‘Don’t Be Denied’ o la mencionada, ayudan a hacer de este un disco muy especial. (Sergio Martos, Ruta 66)
L.A. (Time Fades Away, Neil Young, 1973)
Hay veces en las que se acierta de pleno. Quiero decir, en ‘L.A.’ todo encaja.
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