Mickey Dolenz cantaba con furia, secundado por Davy Jones, el único británico del grupo. Un apenado Mike Nesmith (guitarrista que como Peter Tork, el cuarto Monkee, no era actor y tenía formación musical) dijo al productor Jeff Barry con cierto desdén: “Soy compositor, y eso no será un éxito”. Pero probablemente no se quejó tanto cuando las ventas anticipadas se cifraron en 1.051.180 ejemplares, ni cuando su contagioso órgano y sus guitarras y armonías de inspiración beatle se mantuvieron en el primer puesto de EE.UU. durante siete semanas, (Extraído de 1001 canciones que hay que escuchar antes de morir, Grijalbo)
I’M A BELIEVER (The Monkees, 1967)
‘I’m a Believer’ surgió de la impecable reserva del Brill Building: Neil Diamond firmó la melodía (compuesta originalmente para una estrella del country, Eddie Arnold) y tocaba la guitarra rítmica y Carole King se encargaba de los coros.
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