Junto a él, Greg Lake (bajo), Ian MacDonald (mellotron, viento), Michael Giles (batería) y el letrista Pete Sinfield firmaban In the court of the Crimson King, entrelazando capas de rock abrasivo y elementos de jazz atonal y psicodelia sinfónica. El disco se abre con ‘21st Century Schizoid Man’, preludio del aire de amenaza que sostiene todo él, y ni siquiera disipan los aires dulcemente pastorales que acompañan a la voz melodiosa de Greg Lake en temas como ‘I talk to the wind’ o ‘Epitaph’.
La carátula, representando el poder deformante del miedo, daba envoltura completa a una obra en la que Robert Fripp había buscado trasladar influencias de los Beatles, Jimi Hendrix y Miles Davis, artistas que sabían adelantar el futuro.
(El muro que el que escribieron los profetas se está resquebrajando por sus costuras / En los instrumentos de muerte resplandece la luz del sol / Cuando todos están desquiciado por pesadillas y sueños / ¿No habrá alguien que ponga una corona de laurel cuando el silencio ahogue los gritos? / La confusión será mi epitafio / Mientras me arrastro por un sendero agrietado y deshecho / Si salimos adelante, nos sentaremos a descansar y reír / Pero me temo que mañana estaré llorando)
(Colaboración de Javier Parrilla Romero)
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