Con el hipnótico sonido de una guitarra de doce cuerdas que se balancea entre el folk y el jazz, su hermosa voz cuenta una desgarradora historia de amor que comienza bien ya acaba mal. Él abre su corazón para partir en canal el alma del oyente. Aunque nos parecía divino, Tim nos recuerda que era mortal.(Eduardo Izquierdo, ‘Cancionero del 68’ Ruta 66)
BUZZIN’ FLY (Tim Buckley, 1968)
Aunque tardó en publicarla en estudio, los directos de 1968 ya recogen esta sorprendente canción que no parece de este mundo porque te transporta a lo más profundo de otra dimensión.
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