BERLIN (Lou Reed, 1973)

Muchas veces me pregunto qué sentido tiene la crítica de discos actuales. El mejor crítico es el tiempo, y justo eso es lo que no tenemos, esclavos de las prisas, la inmediatez y el deseo de llegar antes que nadie. En un futuro, el tiempo rebatirá muchas de nuestras opiniones de hoy, como ha hecho siempre.

Como lo hizo con Berlín, un disco que Rolling Stone describió como un desastre, el " adiós a la carrera de Lou Reed", y que la propia revista incluyó cuarenta años después entre los quinientos mejores álbumes de la historia. Claro que es difícil no rendirse a la grandeza de un disco que, partiendo de ideas, trozos de canciones e incluso canciones enteras compuestas anteriormente, consigue dar la sensación de trabajo completo y cohesionado, inimaginable de otra forma. Después de Transformer nadie, salvo quizás los que sabían ver la tragedia que acechaba detrás de ‘Walk on the Wild Side’ o ‘Perfect Day’, esperaba canciones tan duras ni historias tan brutales. En plena era glam, donde al propio Lou Reed se le incluía en aquellos momentos, la historia de Jim y Caroline es algo que nadie en su sano juicio querría escuchar. No se trata de ser puritanos ni de escandalizarnos, sino de que el corazón se encoja a cada estrofa en esta caída libre hacia los infiernos. Violencia, depresión, niños separados de su madre, prostitución, drogas, suicidio... Candidato al título de álbum más triste de la historia, Berlín es como esas películas que te aterrorizan, pero no puedes dejar de mirar. (Fidel Oltra, ‘Hace 50 años’ Ruta 66)

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