AMERICAN PIE (Don McLean, 1971)

Mucha gente considera a Don Mclean un one-hit wonder y no presta atención a su discografía. Error, sobre todo si eso supone pasar por alto este disco titulado igual que su canción más conocida, la culpable de su encasillamiento como artista de un solo éxito. 

El épico tema titular abre un disco que es mucho más que un vehículo para su promoción. Ahí está también otra enorme canción como 'Vincent', pero incluso si pasamos por alto este hermoso recuerdo a Van Gogh el resto del álbum no tiene desperdicio. Don McLean se acompaña de músicos experimentados, algunos procedentes del jazz, lo que envuelve al disco de una atmósfera calmada y despejada, pero también de una gentil sofisticación. En la mayoría de canciones el sonido es así, limpio y sencillo, siendo los instrumentos prominentes una guitarra y un piano que se van alternando según el tema, aunque hay otros acercamientos al rock como la sarcástica 'Everybody Love Me, Baby', que aunque es mucho más corta repite parte de la melodía de 'American Pie'. 'Babylon’, el único tema ajeno, es la nota exótica de un disco que en general transcurre por terrenos melancólicos, reflejando un momento vital, tanto personal -Mclean se estaba separando- como social de bastante desilusión. El sentido de pérdida de la famosa canción sobre "el día que la música murió" impregna también la mayoría del disco. Con un pie en el folk y otro en el pop, el disco atrapará a fans de ambos géneros que se atrevan a ir más allá del legendario tema que lo abre. (Fidel Oltra, ‘Hace 50 años’, Ruta 66)

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