A DAY IN THE LIFE (The Beatles, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, 1967)

Para muchos éste es el verdadero punto álgido de los Beatles. Fue una verdadera colaboración entre John, quien escribió el principio y el final, y Paul, quien se ocupó de la parte intermedia.

Cuando se conectaron las tres partes, había un vacío de 24 compases. Paul sugirió que llenaran ese vacío, según palabras de Lennon, con “un sonido que creciera de la nada y llegara al fin del mundo”. Martin contrató a cuarenta músicos de estudio y les pidió que tocaran sin partitura, como quisieran. La canción termina con un acorde roto de piano cuya reverberación tarda cuarenta segundos en desaparecer. Después de eso, el oyente se encuentra con un collage de sonidos invertidos que culminan en el surco final, un último desafío para los analistas. (Extraído de Los Tesoros de los Beatles, Terry Burrows, Libros Cúpula)

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