1. OUTSIDE (David Bowie, 1995)

Un proyecto ambicioso con un resultado discutible pero sin el cual no podría entenderse la carrera de Bowie a partir de los años noventa.

El reencuentro del inglés con Brian Eno, quince años después, derivó en una inmersión en la música del momento -de la electrónica al industrial- que sacó a Bowie de la trampa autorreferencial de Tin Machine o Black Tie White Noise. Una vaga narrativa "noir" cabalga a lomos de la caja de ritmos y el recuperado piano de Mick Garson para comenzar a pintar paisajes que reaparecerían hasta en Blackstar. Perturbadores, líricos, sintéticos y perversos. Canciones como «Wishful Beginnings» situaban al cantante en el mismo callejón oscuro que el Scott Walker de Tilt, pero también mirando cara a cara a una nueva generación de artistas como Trent Reznor. [Héctor G. Barnes, Ruta 66]

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