Boris Vian

Boris Vian

Jean Clouzet

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Género: Jazz / Swing

8433402099

240 páginas

11 x 18 cm., encuadernado en rústica

Stock: 2

9,00 € impuestos inc.

Boris VianPersonaje de múltiples facetas, Boris Vian fue uno de los personajes más famosos de la bohemia francesa de Saint-Germain-des-Prés. Pero su papel no se detuvo ahí. Sus obra –novelas, piezas teatrales, canciones…- constituyen una de las fuentes inspiradores de muchos jóvenes, que abordando el desarrollo vital y artístico de Vian, lo han convertido en uno de sus héroes. Si viviera, seguro que no aprobaría esta actitud pero… ¡hasta los malditos se convierten en populares!

Colección Los Juglares (1985)

 

Puntuación 
05/06/2009

Según cuenta este libro, Boris Vian jamás ganó un céntimo como músico de jazz, incluso presumía del título de músico amateur. Esto no deja de ser una ironía porque su mayor frustración fueron los fracasos económicos de sus libros, así como del resto de sus peripecias artísticas. Como crítico de jazz, tampoco dejó jamás de ser un escritor amateur.

Durante casi diez años, Boris Vian envió a la revista francesa Jazz Hot crónicas en las que hablaba (incluso) de jazz. En un medio en el que se supone que se debe hablar (sólo) de jazz, él escribía sobre cualquier cosa, preconizando que no se debía entender la música en sentido absoluto sino en relación a la época. Sus primeras críticas en Jazz Hot eran revisiones de artículos americanos aparecidos en revistas especializadas; después, fue dejando salir su estilo, aprovechando cualquier tema para escribir, tuviera o no relación con el jazz, pero siempre postulando la idea de que la crítica de jazz debía ser imparcial y atendiendo siempre a la música en sí.

El jazz está patente en casi todas sus obras de ficción, marcando el tono oscuro en escenas que sin música quedarían artificiales y almibaradas. Según el análisis de Jean Clouzet en su estudio sobre Boris Vian, el escritor usa el jazz de una forma específica en cada una de sus obras: en Vercoquin y el pláncton, el jazz en estado puro hace vivir a unos personajes que son incapaces de bailar, beber o follar sin música, mientras que en La espuma de los días el jazz ilustra de forma sutil el deseo de que las dos únicas cosas que hay en la vida (las mujeres y el jazz) sean sensuales e inexplicables (

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