Confesiones de un adicto a la esperanza

Las memorias del célebre líder contracultural, que abarcan su estancia en prisión, su cinematográfica fuga y su viaje al corazón del radicalismo político y el histrionismo revolucionario.

En 1970, Timothy Leary, el «apóstol del LSD», es condenado a un total 20 años de cárcel en dos sentencias por posesión de drogas (marihuana). El autor tiene entonces 49 años, de manera que afronta virtualmente una condena a cadena perpetua. Pero Leary no está dispuesto a pasarse el resto de sus días entre rejas. Con la ayuda de la Hermandad del Amor Eterno (los jóvenes idealistas que manejan la mayor red clandestina de tráfico mundial de LSD) y del grupo terrorista de los Weather Underground, se fuga de la cárcel unos meses después y busca refugio en Argelia, donde es acogido por los Black Panthers y el gobierno del FLN. En principio, Leary parece abrazar la revolución política preconizada por los grupos radicales estadounidenses, como los Yippies y los ya citados Weather Underground y Black Panthers, así como por los diversos revolucionarios de todo el planeta que se refugian en Argelia, país que por entonces se ha ganado la reputación de ser una Meca revolucionaria.

Pero al lector le aguarda un sorprendente giro de guion. El rebelde contracultural no tarda en chocar con los revolucionarios profesionales, y la trama deviene entonces en una suerte de odisea psiquedélica en la estela de las experiencias de Victor Serge, Arthur Koestler y George Orwell. Así, con sus virtudes y sus defectos, Confesiones de un adicto a la esperanza constituye el cautivador y atemporal canto a la libertad de quien, con su cuestionamiento de la autoridad y su entusiasta divulgación del potencial de las sustancias psiquedélicas, dejó una huella indeleble en el curso de la historia contemporánea.